Miraba tras el cristal,
y como cada día, esperaba el momento en el que cualquier persona la tendría
entre sus manos, cualquier persona la elegiría, la obtendría y la usaría.
Miraba tras el cristal,
reconociendo aquellos ojos de alegría, con inquietud por el tiempo esperado, con
ansia por poseerla.
Tras el cristal, la
vida era vida. Tras el cristal, la señora reía de felicidad.
Ya en sus manos. Se rio
de la señora; se rio de sus inquietudes y necesidades.
Era solo un diamante,
una piedra. Y entre sus manos lloraba, como cada día que miraba tras el
cristal, ya que la vida era vida, ya que el diamante, una piedra.
El deseo de la vida (audio)
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