Soy amigo de la inocencia, del despertar, del dulce sonido de la voz de un
ángel entre el ruido inmundo del que debo llamar pueblo. Si miro al
cielo, no escapo de lo oscuro, ni vuelvo el camino a mi sentida
necesidad; si miro al cielo, solo un segundo después de mirar el cielo,
puedo volver al pasado; si miro al suelo y veo el camino, ligero cual
pluma; si oigo a mi ángel, ligero cual pluma, y veo mi camino, y mi
sentida necesidad, mi ya cercana necesidad.