lunes, 11 de marzo de 2013

La edad de la inocencia

Soy amigo de la inocencia, del despertar, del dulce sonido de la voz de un ángel entre el ruido inmundo del que debo llamar pueblo. Si miro al cielo, no escapo de lo oscuro, ni vuelvo el camino a mi sentida necesidad; si miro al cielo, solo un segundo después de mirar el cielo, puedo volver al pasado; si miro al suelo y veo el camino, ligero cual pluma; si oigo a mi ángel, ligero cual pluma, y veo mi camino, y mi sentida necesidad, mi ya cercana necesidad.