sábado, 12 de noviembre de 2016

Tras muchas millas de camino a lomos un caballo cualquiera, llegó al viejo castillo rosa rodeado de bellos jardines. Entró con sigilo y caminó despacio por un pasillo, casi hipnotizada por una fuerte voz varonil que recitaba al ritmo de una dulce melodía unos bellos poemas de amor. Se acercó lo suficiente sin que él la oyese, y fue entonces, de una fugaz estocada, un veloz y preciso golpe, la dulce princesa logró matar al noble príncipe y salvar al fin al feroz dragón. El malvado brujo, henchido de alegría por recuperar de nuevo a su feroz amigo, prometió a la princesa cumplir su tan amado sueño,... y así se hizo limpiadora del hogar para su fea madrastra. 

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