El
respeto comienza por uno mismo y se sigue del amigo y del enemigo.
Juzgar el modo de vida, la creecia, incluso el físico de otras personas
no es justificable aunque antes te mires al espejo. Nadie es perfecto,
nadie tiene el porder o la verdad como para criticar a los demás. Cuando
cruzamos esa linea, faltamos al respeto y a la caridad; cuando creemos
que la broma es broma aunque el otro no se ría, faltamos al respeto y a
la caridad; cuando jugamos con la creencia de los otros por mucho que
uno no lo acepte, faltamos al respeto y a la caridad. Si faltamos al
respeto al amigo y al enemigo, también nos lo faltamos a nosotros
mismos. Comprende y serás comprendido. Respeta y serás repetado.