Quien
imaginaria que el camino tienes tantas piedras, que un niño las salta
sin experiencia, que un hombre experto no las puedes, no las quiere
saltar, y tropiezo tras tropiezo, una nueva experiecia y una nueva
piedra que hace de la tierra amargo sabor a decepción; que un hombre
baston en mano, con muro al frente próximo, aparta piedras sin quererlo,
deseoso de volver a caer y poder alargar su camino más allá de lo que
ha de venir.
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