lunes, 18 de noviembre de 2013

La Oscuridad de un Nuevo Día

La mañana, pesada carga para un hombre atormentado, nueva espina en el largo tallo de un rosal, eterno camino que no guarda más que la final muerte de lo que quizás fue una bella flor, pero que nunca alcanzaré a ver. Quién espera el rayo de la mañana si ya la noche brilla a exceso dejando ver el rostro de la misma amargura, dolor inagotable que cumplió un destino que sólo a mi debía esperar; yo no quiero tan cegadora luz, y tras el ausente consuelo de una última copa vacía, tomo asiento en un lugar cualquiera, lamentando no poder llorar una nueva despedida; y como cada mañana, guardo atento a su huida mientras el sol, compañero fiel de mi verdugo, sonríe orgulloso a su victoria, mofándose del único amigo que me espera y oculta al anochecer.

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