Quién entiende a las sombras, perseguidoras de los afligidos y angustiados corazones, voraces carnívoras de la ilusa felicidad. Quién entiende a los corazones ensombrecidos por una noche deseada; con la luz delante, miran atrás deseosos de lágrimas y explicación a sucesos incomprensibles, caminantes ciegos, como cualquiera, que no buscan más allá de un pasado. Quién entiende al pasado, quién quiere verdaderamente entenderlo, cuando la luz guarda mayores secretos, ilusiones, quizá también decepciones, quizá no, disponibles a unas manos cerradas por la codicia de un tiempo que nos empeñamos en cambiar.
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