Reconocidos los errores en las conexión de los cables de mi mente gracias a las pocas pero instructivos conocimientos sobre la mentalidad, no hay consuelo, tampoco esperaba encontrarlo, porque el conocimiento del mal no quita el mal, no lo hace sin más; y de nuevo, cada nueva señal, cada nueva mirada y sospecha, reafirma una paranoide lógica, pensamientos obsesivos de abandono. Y sabiendo de un mal, reconocido el error, no hay más que dos soluciones al problema, y dirán que es cobardía, dirán que es el miedo o la absoluta pérdida de ganas de luchar, pero para mí es mucho más. Y con la valentía que para mí lo define, no hay armas, no hay drogas, no hay ventanas abiertas ni cuerdas alrededor de un cuello tembloroso; solo está el vacío, la brisa del aire a mi alrededor, la fragancia de las flores, la soledad de mi cama, de mi casa,...y quizá algún día, mi propia sonrisa.
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